lunes, 17 de agosto de 2015

Desalojo de comerciantes: otro acto despótico del gobierno caciquil de Texcoco


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Jesús Tolentino Román Bojórquez

El pasado 13 de agosto, un gran dispositivo policiaco conformado por más de cien elementos de la policía municipal de Texcoco, fuertemente armados, arribó intempestivamente a plena luz del día, a las once de la mañana, a la Plaza Jardín del centro, lo que dio la impresión, a simple vista, de que iban decididos a la captura de algún peligroso grupo de delincuentes, traficantes de drogas, secuestradores, o algo por el estilo. Pero ¡oh sorpresa!, tan aparatoso operativo no iba tras los huesos de ningún capo, sino que, ante los ojos estupefactos de la ciudadanía que circulaba por el jardín, los señores “guardianes del orden” encapsularon primero y arremetieron después, en contra de 19 modestos comerciantes semifijos que venden desde hace 15 años unos, y 35 años otros, gelatinas, hamburguesas, hot dogs, churros, frituras, tacos, paletas de hielo, nieves y repostería, en suma, todos aquellos alimentos y golosinas que acostumbra consumir tradicionalmente el pueblo texcocano en sus ratos libres y de esparcimiento. Como resultado de tan “grave delito”, resultaron lesionadas algunas mujeres y algunos de sus pequeños hijos que las acompañaban, lo mismo que ancianos que han mantenido a su familia del comercio durante muchos años; con saña digna de mejor causa, los policías despojaron a los comerciantes de la materia prima, mercancía y utensilios básicos para la elaboración de sus productos, en medio de una enorme gritería de protesta de ciudadanos nobles que se solidarizaron con las víctimas.  Así, mientras en los barrios, colonias, pueblos y fraccionamientos de Texcoco la gente se queja de la falta de seguridad pública (insisto, según datos oficiales, Texcoco se encuentra dentro de los cinco municipios más inseguros del Estado de México), vemos nuevamente en qué ocupa Higinio Martínez a la policía, mientras que la delincuencia hace de las suyas y crece como verdolaga.
Ciertamente, para cubrir las apariencias, el gobierno morenista que encabeza Higinio, ha hecho la finta de que no se trata de un desalojo a secas de los comerciantes (agrupados en una asociación civil denominada Comerciantes Unidos del Jardín Municipal A.C.), sino de una reubicación debido a que los comerciantes son “innecesarios,  afean y contaminan el lugar”, reubicación que los afectados no aceptan por tres razones: una, porque el número de comerciantes es pequeño, pero el suficiente para cubrir la demanda ciudadana, sin afear ni tampoco contaminar la plaza; dos, porque el lugar alternativo que les proponen (las vías del ferrocarril) es un sitio con muy poca afluencia de gente y, por tanto, su pequeño negocio no es rentable y terminarían muriéndose de hambre, los comerciantes y sus familias y la tercera razón, obedece a que ha corrido el fuerte rumor de que Higinio, después de un cierto tiempo, llevará a otros vendedores  que sean sus incondicionales, familiares, amigos y compadres suyos. Otra vez, como dije en un artículo anterior, aparece el carácter caciquil (léase gansteril) de Higinio, que hace de uso y abuso del poder municipal con un criterio patrimonialista, es decir, como si el territorio y los habitantes de Texcoco fueran su patrimonio, de su propiedad personal y que, luego entonces, él puede hacer con la gente lo que le venga en gana porque la gente es “suya” (¿!). Por lo tanto, y por este medio, Antorcha anuncia que se solidariza con los comerciantes desalojados y agredidos, porque nuestra organización siempre, aquí y ahora, ha sido, es y será solidaria con las víctimas de las injusticias que se cometan por los poderosos que abusan del poder.
            Es sabido que, por nuestro apoyo a la Asociación de Comerciantes Unidos del Jardín A.C., el gobierno morenista ha calificado a los antorchistas de “desestabilizadores” y de “obstáculo” en el desempeño de sus funciones, etc. Sin embargo, nosotros les preguntamos a esos señores ¿quién desestabiliza? y ¿quién obstaculiza? ¿En verdad creen que Antorcha? Pues no es así y eso lo entiende cualquier niño de pecho, porque los comerciantes fueron desalojados, agredidos y robados por la policía municipal que está a las órdenes del alcalde interino, Nazario Gutiérrez, y éste, sólo es el hombre de paja de Higinio, o sea, es el gobierno municipal quien se autodesestabiliza y ahora quiere echar las culpas propias sobre las espaldas ajenas, eligiendo para ello a su “villano favorito”, a los antorchistas, ¡nomás eso nos faltaba! Aún más: si Higinio y compañía creen tener la razón ¿por qué no le demuestran a los comerciantes desalojados que son en verdad superfluos y que afean y contaminan el jardín municipal? No lo hacen, porque saben que todo ello es falso puesto que el 90% de los texcocanos extrañan sus hamburguesas y golosinas, y desde niños se hicieron, durante años y años amigos de los comerciantes, a grado tal que ya se rebasan las cuatro mil firmas de apoyo, en apenas tres días, de ciudadanos que respaldan la reinstalación de los comerciantes. Así que no hay para donde hacerse: el principal “desestabilizador” y “obstáculo” del gobierno morenistas es el propio gobierno morenista y punto.
Pero esto no es todo. Tomando como base el triunfo de Higinio en las elecciones pasadas, “triunfo” fraudulento como sabe y comenta el pueblo texcocano (y que está impugnado en los tribunales electorales) la pandilla de caciques morenistas pide a gritos que Antorcha se calle la boca, se inmovilice y que deje de “desestabilizar”, etc. Pues yo les aclaro: Antorcha no es una organización electorera, simplemente de coyuntura o de existencia temporal. Antorcha es un movimiento de educación, organización y de lucha permanente del pueblo, por sus intereses inmediatos e históricos, y no sólo en Texcoco sino a nivel nacional, que se propone acabar con la pobreza y las injusticias, por difícil, lento y hasta peligroso que sea. Por lo tanto, con y sin el poder municipal, Antorcha seguirá haciendo su trabajo en Texcoco, más aún si consideramos los graves problemas que padece este municipio, que no son inventados por nosotros sino que son datos estadísticos oficiales; por ejemplo, el CONEVAL  registra lo siguiente: que 112 mil individuos (el 42% de la población) viven en pobreza, de los cuales 21, 223 (el 8%) están en pobreza extrema; que el número de personas sin servicio de salud equivale a 123,229 gentes; que el 32% de la población texcocana, o sea, 85,087 personas, sufre problemas de alimentación; que 48,519 individuos padecen de algún tipo de rezago educativo; que 59,689 personas carecen de algún servicio básico como agua potable, drenaje, electricidad, etc.  En fin, que el 58% de la población vive de empleos informales (así se explica la proliferación del comercio ambulante, causa de fondo que los “izquierdistas” de Morena soslayan en relación al tema de los vendedores del jardín municipal); que el 60% de la gente que labora lo hace fuera de Texcoco, principalmente en el Distrito Federal y que la delincuencia ubica a Texcoco en el nada honroso quinto lugar de inseguridad de 125 municipios que componen el Estado de México (y si continúan dejando gente sin trabajo, como a los comerciantes, la obligarán a delinquir).
Y combatir todos estos malos indicadores que afectan la calidad de vida de los texcocanos es, ni más ni menos, que el programa de los antorchistas en este municipio, que nos compromete a continuar trabajando,  paciente pero inteligentemente en pos de esta meta, a pesar de los obstáculos (¡estos si son obstáculos!) de las fuerzas de derecha y de la falsa izquierda.

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