Por Betzabeth Romero
Country Manager para Jabra México
Algunos de los mayores errores en la historia
pueden ser atribuidos al pensamiento grupal.
Con las nuevas investigaciones sobre el tema surgen nuevos consejos
prácticos para mantenerlo fuera de tus procesos de toma de decisiones.
Alguna vez te topaste con una decisión
corporativa que te pareciera tan alucinante que incluso sacudiera tus
fundamentos como para preguntarte, “¿En qué estaban pensando?” Yo también.
En muchos casos, esas decisiones fueron
concebidas bajo el concepto de pensamiento grupal. Esto es lo que ocurre cuando sujetos
inteligentes se sienten presionados para cumplir con las opiniones expresadas
por los influenciadores. Los miembros
dudan en expresar sus preocupaciones por temor a ser ridiculizado y a falta del
disentimiento, asumen que todos los demás aprueban las decisiones que se toman.
Quizás la mayor falla de comercialización que
haya surgido, fue de Coca Cola quien lanzó a mediados de los 80’s la Nueva Coca,
originada de un proceso de pensamiento grupal.
Más recientemente, la crisis bancaria global de 2008 fue desencadenada
por un épico patrón de pensamiento grupal.
Pero el pensamiento grupal no está sólo
limitado a la gran escala de decisiones corporativas. Las pequeñas, tales como comprar programas,
lanzamientos de nuevos productos o hasta contratar un nuevo empleado, pueden
ser víctimas del mismo origen.
Y eso me preocupa. En una organización plana de nivel global, la
colaboración productiva y la toma de decisiones colectivas son clave. Cuando consideras cuantas decisiones
colaborativas una compañía toma diario, el potencial para algunas, o muchas, de
infectarse con el pensamiento grupal es asombroso. Esto puede desorientar los beneficios
mostrados por el movimiento colaborativo!
Nuevas investigaciones y Razones por las qué
preocuparse
Aunque el concepto de pensamiento grupal ha
existido por décadas, algunos nuevos y posiblemente más preocupantes
pensamientos han emergido en un libro, “Más sabio: Ir más allá del pensamiento
grupal para hacer grupos más inteligentes”, por Cass Sunstein, profesor en la
Universidad de Harvard.
El libro sostiene que el proceso de
deliberación de un grupo en realidad tiende a amplificar, en lugar de corregir,
errores. Peor aún, mientras que se
debate un problema, el grupo eventualmente se replanteará una posición aún más
extrema de la que adoptó en un principio para enfocarse solo en la información
que apoya su punto de vista, haciendo de lado la información contradictoria.
El resultado, como todos sabemos, es una
malísima decisión.
Así que, ¿cómo evitamos el azote del
pensamiento grupal en nuestras decisiones colaborativas? Afortunadamente, el
libro nos ofrece unas ideas, las cuales puede utilizar durante su próxima
sesión de toma de decisiones.
Enfoque sobre las cosas correctas. Asegúrate de que el equipo de colaboradores
se centre en responder a la pregunta correcta o resolver el problema
correcto. Antes de finalizar tu
decisión, regresa y revisa el problema original que se pretendía resolver.
No hablar: ¡escuchar! Los líderes de opinión
de carácter fuerte son demasiado a menudo la causa del pensamiento grupal. Durante las discusiones grupales, la gente
debe dedicar al menos el 80% de su tiempo para escuchar y observar y solo el
20% para hablar.
Alentar otras perspectivas. El grupo debe adoptar una actitud que aliente
firmemente a los miembros del equipo a expresar una diversidad de perspectivas,
especialmente basadas en principios discordantes.
No confiar en sólo parte de la
información. Al reunir información para
tomar una decisión, asegúrate de consultar todas las fuentes relevantes y
comparte toda la información recolectada con el grupo.
Busca el desacuerdo. Sé el abogado del diablo al examinar cada
opción que estés estudiando. Cuando
hayas escogido una, selecciona uno o más miembros del equipo o incluso obtén un
segundo grupo para poner a prueba tu decisión.
Afrontémoslo: Las decisiones tomadas en grupo
no son nunca sencillas. Y aún menos
cuando han sido tomadas por el pensamiento grupal. Sabiendo de él y cómo evitarlo puede
ayudarnos a conocer el potencial del colectivo e incrementar la productividad
de la colaboración.
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